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Enfoques para la interpretación de las relaciones entre Turismo y Cohesión Social (página 2)




Enviado por Leonar Hernández



Partes: 1, 2

Durkheim es el pionero de la concepción de integración que luego
acuñaría el estructural funcionalismo.
Uno de los elementos de su teoría
que trasciende todo el desarrollo
posterior del concepto es su
definición de dos tipos de solidaridad a
partir de la división social del trabajo: la
mecánica y la orgánica, definiciones
que contribuyen a la reflexión acerca de qué
mantiene unida a la sociedad.

Según él, la solidaridad mecánica predomina en las sociedades
subdesarrolladas y arcaicas y se determina por la similitud de
los individuos que las componen así como por la identidad de
las funciones
sociales que cumplen esos individuos.

Este autor ubica como elemento fundamental el hecho de que
sobre la base de valores,
símbolos y prácticas comunes se
conduce a la integración de la sociedad. Así, la
cohesión de la sociedad tradicional se fortalece mediante
las creencias y símbolos sagrados compartidos que, en
momentos de efervescencia colectiva, unen a sus miembros.

En contraste con este tipo de solidaridad, en las sociedades
urbanizadas e industrializadas, caracterizada por una alta
división del trabajo, se instaura la solidaridad
orgánica
, esta sociedad se mantiene cohesionada por
la diferencia entre sus individuos y el consecuente grado de
dependencia entre ellos.

La posición de Georg Simmel, (1858-1918)
sociólogo alemán que paralelo a Durkheim en
Francia
intentó fundar la Sociología como ciencia
independiente desconectándola de las disciplinas sociales
particulares en que se apoyaba, se centraba en el conflicto como
agente de cohesión de una sociedad, en otras palabras, se
inclinaba hacia la idea de que en una sociedad que parece estar
desintegrándose, el conflicto con otra sociedad puede
restaurar la integración y crear cohesión al
provocar una serie de alianzas con otros grupos, esta
óptica
concibe a la cohesión como un elemento de unidad,
independientemente del modo en que se pueda alcanzar o de que
exista o no al interior de la sociedad.

En contraste con lo anterior se encuentra el marxismo, para
el cual el derrocamiento del sistema
capitalista sería la base para el logro de una
"integración social real". Para el marxismo la
dominación de una clase sobre
otra es, en condiciones de una sociedad dividida en clases
antagónicas, lo que mantiene unida a la sociedad: "La
fuerza
cohesiva de la sociedad civilizada la constituye el Estado, que
en todos los períodos típicos, es exclusivamente el
Estado de la
clase dominante y, en todos los casos, una máquina
esencialmente destinada a reprimir a la clase oprimida y
explotada"[7]

Así, el marxismo tiene una manera particular de abordar
la integración, la cual se podrá dar sólo a
partir del hundimiento de la sociedad capitalista (mediante la
acción
consciente de la clase obrera) y la desaparición de las
clases.

La teoría marxista, que constituye el centro del cual
dimanan la mayor parte de las teorías
del conflicto en la sociología contemporánea,
brinda una idea de la integración diferente, que no niega
la unidad de lo social, sino que la concibe de otra manera y se
aparta tanto de la concepción que brindan los
teóricos de la integración como de la del resto de
los teóricos del conflicto.

La
cohesión social analizada desde la
contemporaneidad

A los efectos de lograr una conceptualización
más completa se han de considerar los argumentos que se
tienen en cuenta a la hora de establecer un significado de la
cohesión social en el presente. La preocupación
acerca de este problema ha sido un tema vigente en el pensamiento
contemporáneo por tanto desde el inicio del siglo XX han
surgido diversas propuestas que intentan clarificar esta
categoría.

Partiendo de una revisión bibliográfica
detallada se ha podido comprobar que la integración
social, cuyo tratamiento tiene una larga historia dentro de la
teoría sociológica y su utilización en
distintos contextos teóricos ha dado lugar a diferentes
modos de entenderla, es concebida en estrecha relación con
la noción de cohesión social, adquiriendo incluso,
carácter de sinónimo.

La tesis de
Talcott Parsons (1902-1979), sociólogo estadounidense y
máximo representante de la corriente funcionalista que al
igual que Durkheim[8]entendía que el
sistema social debe alcanzar el mantenimiento
del orden, se ajustaba a esta idea pues puso énfasis en
que el conflicto desestabiliza el equilibrio
social. La teoría parsoniana sostiene una perspectiva que
considera la integración como elemento básico en la
constitución de una
sociedad[9]

Aunque en la extensa obra de Parsons pueden encontrarse
múltiples referencias al problema de la teoría
estructural-funcional, su expresión más acabada se
manifestó a principios del
decenio de 1950, particularmente en El Sistema Social
(1951), obra en la que este tema fue tratado especialmente por su
autor y en el que el interés
fundamental se centró en el modo en que el orden se
mantenía entre los diversos elementos de la sociedad.

Entre los cuatro imperativos funcionales definidos por Parsons
(llamado esquema AGIL)[10] que debe realizar
cualquier sistema social[11]para que sobreviva, se
encuentra la integración, en tanto que todo sistema debe
regular la interrelación entre sus partes constituyentes y
controlar también la relación entre los otros
operativos funcionales[12]

Una de las perspectivas enfocadas en el análisis de aquellos aspectos que requiere
un sistema social para sobrevivir lo constituye el funcionalismo
estructural[13]corriente que forma parte de la
segunda etapa del desarrollo de la Sociología -desde
principios del siglo XX hasta la década del 70- y cuyos
exponentes analizan las condiciones básicas cuyo
incumplimiento causaría la desintegración
social.

Una de estas condiciones es la inexistencia de un sistema de
comunicación adecuado, es decir, las
personas deben interactuar, aquí se incluye el
interés por los sistemas
simbólicos compartidos que las personas aprenden durante
el proceso de
socialización y que hacen posible la
comunicación; y viable la existencia de un sistema de
valores culturales, el cual es de crucial importancia para el
mantenimiento de la cohesión social. Al mismo tiempo la
sociedad necesita disfrutar de un conjunto compartido y
articulado de metas para que puedan otorgar un alto grado de
cohesión, si estas metas fueran diferentes e inconexas el
caos haría imposible la existencia de la sociedad.

El término integración ha suscitado un amplio
debate y
actualmente acapara la atención de especialistas por su
importancia. Por tanto la cuestión en torno a
qué se va a entender por integración social es
fundamental, aunque en su acepción más general ella
alude a la unidad de lo social.

Durante los años 50 y principios de los 60, diferentes
aproximaciones al tema fueron identificando las condiciones
básicas, cuya presencia causaría la
desintegración de la sociedad entre las que se
incluyen[14]la extinción o
dispersión de los individuos que componen esa sociedad, es
decir, una pérdida tal de población que pusiera en peligro las
estructuras
sociales básicas; la apatía de la población,
pues aunque siempre hay segmentos más retraídos, el
incremento y la generalización de esa apatía puede
conducir a la desintegración; una guerra o una
elevada conflictividad interna que requiera un grado excesivo de
control social y
en particular el uso de la fuerza y la absorción de una
sociedad por otra- por anexión, conquista,
etc.

Esta concepción de integración se centra en la
necesidad de mantener un grado de cohesión social que
garantice la conservación de una sociedad dada.

Entre los criterios que guiaron el tratamiento del tema en la
Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social
en el año 1995, se consideró que para definir las
capacidades de una sociedad para la integración social es
necesario tener en cuenta[15]:

  • Carácter inclusivo. Es decir, la amplitud de
    funcionamiento, capaz de incluir en sus estructuras los
    más diversos actores sociales y darles igualdad de
    posibilidades para el acceso a la educación, el
    empleo, la información, la cultura, la seguridad
    social, etc.

  • Participación. Concebida como la posibilidad de los
    diferentes individuos y grupos sociales de intervenir en la
    formulación y ejecución de las
    políticas.

  • Justicia. Entendida principalmente como el acceso
    equitativo a los mercados para todos los grupos e individuos,
    incluidos los más desfavorecidos, y la creación
    de condiciones para la igualdad y la eliminación de la
    discriminación de todo tipo, por razones de
    género, edad, raza, capacidad física,
    religión, posición política, pertenencia
    étnica o nacional, etc.

  • Pluralismo. Ideada como la presencia de valores
    básicos compartidos y aceptación de la
    diversidad.

  • Seguridad y estabilidad. Es decir, ausencia de conflictos
    bélicos y bajos niveles de violencia.

El elemento más importante de esta visión es el
énfasis en que la integración requiere como
condición la creación de estructuras de
inserción social que permitan la satisfacción de
las necesidades básicas de las mayorías, sin lo
cual es prácticamente imposible lograr una
integración en la esfera de los valores,
es decir, si los grupos no se insertan no pueden compartir
valores comunes.

Es importante destacar la vigencia que han tenido las ideas
que expone Woolley, uno de los especialistas que se ocupa de esta
materia desde
hace algunos años y que dentro de sus estudios se ha
propuesto diseñar una concepción de cohesión
social distinguiéndola de las tres maneras siguientes
(Woolley 1998,): la primera como "ausencia de
exclusión social
"; la segunda como "interacciones
y conexiones basadas en el capital
social"
y la tercera como "valores compartidos y
comunidad de
interpretación basada en identidad
grupal
".

Estas tres categorías son muy utilizadas en la
actualidad para identificar a la cohesión social. En el
caso de la última se puede apuntar que el tema de la
identidad ha llamado la atención de varios especialistas,
los cuales afirman que la existencia de ella favorece el sentido
de pertenencia y permite generar mecanismos de defensa ante las
amenazas que ponen en riesgo lo propio,
lo cual suscitaría cohesión social. En cambio, la
carencia de una identidad o su cuestionamiento en el habitante de
una comunidad
dificulta la interacción con "el otro", en este caso con
el turista, que a su vez busca la otredad en sus viajes,
incluso como forma de reconocer y confirmar su propia
identidad[16]

Lo más novedoso de este tratamiento teórico que
ofrece Woolley radica en que los dos primeros aspectos indicados,
son elementos nuevos que permiten precisarla con mayor claridad
por lo que más adelante se hará referencia a
ellos.

Son diversos los autores que han definido la cohesión
social teniendo en cuenta los conceptos de "capital social" y de
"exclusión-inclusión".

Una de las definiciones más interesantes relacionadas
con estas categorías es la aportada por el Centro de
Evaluación de Metodologías e
Investigaciones sobre Indicadores
Sociales (CSRMSID por sus siglas en Inglés)
de la Universidad de
Mannheim, en Alemania
(2000) el cual es de gran relevancia para el presente
artículo pues se le da un tratamiento especial al concepto
de cohesión social incorporándole dos dimensiones
cimeras que son equivalentes a las que hacía referencia
Woolley anteriormente. Por tanto el siguiente acápite
objeto de atención estará referido a estas
dimensiones, las cuales pueden ser distinguidas
analíticamente de la siguiente forma:

  • La primera dimensión concierne la reducción
    de las disparidades, desigualdades y la exclusión
    social.

  • La segunda dimensión corresponde al fortalecimiento
    de las relaciones sociales, interacciones y uniones.

La exclusión
social, incluida en la primera dimensión, representa
un concepto amplio que se ha hecho cada vez más popular
durante la última década, fue especialmente
promovido debido al creciente interés en materia de
exclusión social a nivel de la Unión
Europea.

En sus orígenes este concepto ha sido utilizado para
referirse al fenómeno de la desintegración social,
en donde se ha producido un rompimiento en las relaciones, las
instituciones
y un cambio donde parte de la población está dentro
y la otra está fuera.

Por su parte investigaciones realizadas por el Programa de
la
Organización de Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD) concluyen que la exclusión
social es atribuida tanto a la sociedad como al individuo.
Desde el punto de vista individual es definida como un
bajo nivel de bienestar -desventaja económica- y la
inhabilidad para participar en la vida social -desventaja
sociopolítica-. Como perspectiva social se
refiere al empeoramiento de la cohesión social causada por
la forma en que las instituciones regulan y restringen el acceso
a bienes,
servicios,
actividades y recursos que
generalmente están asociados con los derechos ciudadanos.

Esta visión centra su atención en los procesos de
exclusión social y sus causas se atribuyen al fallo de las
instituciones, puesto que un funcionamiento adecuado de las
instituciones es un factor determinante del grado de
cohesión existente en una sociedad.

Otros cientistas han enfatizado en que el capital social,
representado en la segunda dimensión y referido al acervo
de redes y lazos
existentes entre los distintos actores sociales, es esencial para
la cohesión social (Maxwell, 1996; McCracken, 1998). Esta
es una definición que cubre tópicos tales como la
densidad y
calidad de las
relaciones e interacciones entre individuos o grupos, sus
sentimientos mutuos de compromiso y confianza debido a normas y valores
comunes, así como un sentido de pertenencia y solidaridad,
sustentadas en la coherencia interna de una comunidad. (Mc
Cracken 1998, Woolley 1998, Jonson 1998, O´ Connor
1998).

El capital social incluye las instituciones, las relaciones o
compromisos, las actitudes y
valores que prevalecen entre las personas y contribuyen al
desarrollo
económico y social. Además, el capital social
no es simplemente una suma de instituciones que apuntalan la
sociedad, es también el ligamento que los une e incluye
los valores compartidos y las reglas de conducta social
expresadas en las relaciones sociales, confianza y un sentido
común de la responsabilidad cívica que hacen a la
sociedad algo más que una simple colección de
individuos. Sin una sucesión de identificación
común con formas de
gobierno, normas culturales y reglas sociales es
difícil imaginar el funcionamiento social.

La perspectiva del Comité Europeo para la
Cohesión Social (2004) refiere que el concepto de
cohesión social, representa la capacidad de una sociedad
para asegurar el bienestar de todos sus miembros, minimizando las
disparidades y evitando la polarización. En otras palabras
una sociedad cohesionada no sería más que una
comunidad de apoyo mutuo compuesta por individuos que persiguen
metas comunes por medios
democráticos. Con ello no solamente se alude a la
intervención directa sobre los síntomas de la pobreza y la
exclusión sino también se enfatiza en la necesidad
de la creación de solidaridad y prevención de la
exclusión.

Por último, una conceptualización más
reciente de la cohesión (2007) deviene en "la
dialéctica entre los mecanismos instituidos de
inclusión / exclusión sociales y las respuestas,
percepciones y disposiciones de la ciudadanía frente al modo en que ellos
operan"
(sentido de pertenencia)[17].

Esta aproximación a la cohesión puede ser
caracterizada como una visión que no se centra
exclusivamente en las consecuencias o aspectos negativos de la
cohesión debido a que coloca el énfasis en
mecanismos de inclusión como el acceso al empleo, a
la
educación y en las políticas
de generación de oportunidades y de bienestar social. Al
mismo tiempo, considera indicadores no incluidos habitualmente en
las políticas de desarrollo, como las diferentes
expresiones del sentido de pertenencia. En efecto, se asume que
la confianza en las personas e instituciones, la participación ciudadana, las expectativas
de bienestar, los valores de convivencia, el respeto por la
diversidad y la no discriminación son aspectos centrales para
el fortalecimiento de los vínculos entre los individuos y
las instituciones, el bienestar de toda una comunidad y el
incremento de la cohesión social.

El concepto de cohesión social no solo se relaciona con
los de integración y exclusión social sino que
también está muy ligado al de calidad de
vida desde múltiples visiones. Existen al menos tres
formas de pensamiento acerca de la relación entre ambos
conceptos.

Primero que todo se tiene que tomar en consideración
que aunque la cohesión social representa un atributo de la
sociedad, este en última instancia también descansa
en el comportamiento, las actitudes y evaluaciones de
sus miembros, es decir, la cohesión está basada en
el capital social la cual también está creada por
las relaciones sociales y los lazos establecidos, mantenidos y
experimentados por los individuos. Además, la
cohesión de una comunidad envuelve aspectos que son parte
de la vida individual y en este sentido componentes de la calidad
de vida individual.

En segundo lugar, elementos de la cohesión social
pueden tener un impacto directo en la calidad de vida individual.
En el nivel conceptual, la perspectiva de la exclusión
social, como un proceso enraizado en el mal funcionamiento de las
instituciones sociales y resultando en una privación de la
situación de vida de los individuos, es un ejemplo.

En tercer lugar, uno puede tomar el punto de vista de que la
cohesión de una comunidad afecta de cualquier manera la
calidad de vida individual. La cohesión social puede ser
concebida como una cualidad social, la cual es experimentada por
los individuos en su vida diaria, por ejemplo en la forma de
concebir la desigualdad o el clima social en
el centro de trabajo, en la escuela o en el
vecindario y así también refiere la calidad de vida
individual.

Por último y no menos importante es preciso destacar
las investigaciones de especialistas cubanos en el tema que, como
parte del Centro de Investigaciones Psicológicas y
Sociológicas (CIPS) de nuestro país, realizan
diversos trabajos investigativos que reflexionan en torno a los
elementos esenciales asociados a la integración que se
consideran imprescindibles para el funcionamiento de la sociedad.
Algunos de ellos son[18]la existencia de un
sistema de normas que regulen la conducta -los medios adecuados
para alcanzar las metas-; de un sistema socializador que logre
inculcar en los individuos las normas y valores imperantes; de un
control de la conducta desintegradora, que deberá ser
más activo en la medida en que la socialización sea
más defectuosa.

Teniendo en cuenta la amplia gama de concepciones expuestas
acerca de la cohesión social, el enfoque expuesto hasta
aquí tiene puntos de contacto con aquellas que las
conciben como el grado de consenso de los miembros de una
comunidad en la percepción
de pertenencia a un proyecto o
situación común y sus valores compartidos, o sea el
sentido de pertenencia -la cohesión social significa
formar parte de una comunidad y tener un sentido de pertenencia
con respecto a ella- y sentimiento de identidad común, con
las que las conciben como una medida de la intensidad de la
interacción social dentro de una comunidad y la resultante
de todas las fuerzas que actúan sobre los miembros de esta
para lograr que permanezcan dentro de él, la confianza y
solidaridad entre ellos, la fortaleza de las relaciones sociales,
así como la reducción de las disparidades,
desigualdades y la exclusión social.

Como se puede apreciar, el tema se relaciona naturalmente con
indicadores como las condiciones de desigualdad, pobreza; la
inequidad y la exclusión. Pero determinar el complejo
sistema de indicadores que permitan medir la cohesión
social es un complicado trabajo por lo que se dedicará un
espacio para describir aquellas que se pueden utilizar para medir
el impacto del turismo sobre la
cohesión social en una determinada comunidad.

Dimensiones de la
cohesión social

Cabe ahora hacer referencia a las dimensiones que proporcionan
una idea acerca de la magnitud de la cohesión social. Se
consideran más apropiadas las siguientes, toda vez que las
mismas se identifican con el Proyecto Social Cubano:

  • Pertenencia-aislamiento: Se refiere a los valores
    compartidos, la identidad y los sentimientos de
    compromiso.

  • Inclusión-exclusión: Dentro de este
    indicador pueden distinguirse los elementos referidos
    principalmente a la igualdad / desigualdad de oportunidades,
    específicamente entre hombres y mujeres -por ejemplo
    en su compromiso con las tareas del hogar y cuidado de los
    niños, la participación política y las
    oportunidades de empleo -, desigualdades generacionales en
    las relaciones sociales o los riesgos del desempleo,
    desigualdades entre los estratos sociales en las condiciones
    de la vivienda o salud; desigualdades entre distintos grupos
    sociales, aquí se tienen en cuenta el acceso al
    transporte, las instituciones de educación, salud,
    cultura, ocupación del tiempo libre, oportunidades de
    empleo y protección del medio ambiente y la
    reducción de la disparidad así como la
    exclusión social al interior de una comunidad, el
    impacto de la exclusión social en los individuos se
    observa en la forma que se manifiestan las condiciones de
    vida.

  • Participación-no participación o no
    involucrarse: Se considera a la participación, no en
    sentido estrecho solo como participación
    política, sino en su sentido más general, por
    lo que se pone en primer lugar la participación en la
    vida social y económica a través del estudio y
    el trabajo. La participación es entendida como la
    implicación sentida de los actores comunitarios en la
    identificación de
    contradicciones[19]

Para este análisis se asumirá a la
participación como el acceso y la presencia real de los
individuos y los grupos en las instituciones y organizaciones
económicas, sociales y políticas de la nación
y la posibilidad de intervenir en las decisiones que le
conciernen no solo como beneficiarios sino también como
formuladores de estas decisiones.

  • Reconocimiento-rechazo: Consigna el respeto y la
    tolerancia a las diferencias en una sociedad pluralista.

  • Legitimidad-ilegitimidad: En lo que respecta a la
    actuación de las instituciones como mediadoras en
    conflictos de la comunidad, o sea la calidad de las
    instituciones sociales, este es un componente de capital
    social que se aplica a la totalidad de los indicadores de
    vida desde -por ejemplo- las instituciones de servicios de
    salud, seguridad social o el sistema judicial.

El turismo, como un fenómeno social complejo y una
manifestación del comportamiento
humano que, en cierto sentido, es resultado de la
interacción social al introducirse en una determinada
comunidad, es asociado como un factor de beneficio, sobre todo
económico por lo que sería difícil encontrar
quien lo desapruebe.

Sin embargo mientras que para algunos tiene una gran
incidencia social positiva para otros es un fenómeno ajeno
y distante, percibido como un problema, pues provoca en la
comunidad un cambio en la actitud de sus
miembros, indiferencia, una pérdida de valores
morales y de solidaridad, una consolidación de la
individualidad y en muchos casos hasta una pérdida de su
sello identitario.

La inserción de los nuevos modos y patrones de
relaciones que genera este fenómeno social, influyen en
los cambios de la vida diaria en las comunidades de destino
turístico más receptoras de extranjeros, sin
menospreciar la influencia de este proceso en los escenarios
socio-históricos y culturales de nuestro país. Se
debe valorar en ambos polos de la contradicción, los
efectos y realidades que produce un fenómeno que no es
bueno ni malo en sí y que puede generar aspectos positivos
y negativos a la vez, que inciden de alguna manera sobre la
cohesión social.

En este punto, no se debe pasar por alto que en los
días de hoy no se concibe al turismo como antiguamente,
pues se ha impuesto una
visión más crítica
sobre este fenómeno, a pesar de ser de vital importancia
para un gran número de seres humanos. La política
turística ha sufrido notables modificaciones y una de las
más significativas es que no se centra exclusivamente en
las finalidades económicas, sino que está en
función
del respeto al ser humano, considerando el aseguramiento de las
satisfacciones de las múltiples necesidades e intereses de
todas las personas involucradas, incluyendo la población
autóctona mediante una adecuada gestión
y planificación, que garantice la
inserción integral del turismo en la comunidad, lo cual
implica la participación en los proyectos
turísticos que se desarrollen en ella.

Esta nueva concepción de política
turística, se incluye dentro de las políticas de
desarrollo social, que como parte del proyecto de la Revolución
Cubana se cometen para buscar ciertas condiciones de
bienestar, seguridad,
justicia y un
alto nivel participativo de la población en función
del desarrollo, de esta forma contribuye y favorece a una
disminución de los impactos negativos del turismo en la
comunidad anfitriona. Por tanto las políticas sociales, en
el caso de nuestro país, juegan un importante papel en la
eliminación o disminución de las dimensiones
señaladas anteriormente, debido a que su modelo postula
que toda persona tiene el
derecho a satisfacer sus necesidades básicas no solo como
consumidor sino
como ciudadano con derechos, sustentándose en el concepto
de desarrollo social que significa avanzar de manera
simultánea en el mejoramiento de las condiciones de vida y
de bienestar material, en la equidad, en la
transformación de los valores así como en los
comportamientos y en las relaciones sociales.

Bibliografía

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    S., (2001) "Turismo y Sociedad" en Bohemia, No 15,
    julio 2001, pp 26.

 

Autora:

Lic. Naila Hernández
Martínez

Coautora:

Lic. Aylín Ortega
Hernández.

[1] Hernández, A. (comp.) Historia y
crítica de las teorías
sociológicas. Tomo I. Edit Félix Varela. La
Habana 2003

[2] Durkheim planteó que uno de los
problemas de
la sociología consistía en descubrir por
qué las distintas sociedades exhiben distintos grados de
unidad y cohesión, qué clases de sociedades se
forman en distintas condiciones y por qué las
costumbres, tradiciones y códigos de conducta
varían de una sociedad a otra. Según Durkheim la
Sociología debía estudiar la realidad social y
los elementos de esta que son los hechos sociales (entendidos
como toda manera de hacer, fijada o no, susceptible de ejercer
sobre el individuo una coacción exterior) cuyo conjunto
es la sociedad. La clave, según Durkheim, reside en los
hechos sociales cruciales, es decir en el derrumbe de la
solidaridad social y la consiguiente anomia. Entre estos hechos
que debe estudiar la Sociología, a los cuales él
llamaba morfológicos (estudiar textura y forma de las
partes de la sociedad) figuran el número y el
carácter de los principales elementos de la sociedad,
los métodos
de su combinación así como el grado de
cohesión alcanzado por ellos. Es necesario comentar en
este punto que el turismo puede ser explicado y formalmente
definido como un sistema particularizado de hechos sociales o
en forma conceptual, el turismo tiene su forma más
general de trato cuando lo consideramos como un hecho
social.

[3] Berger-Schmitt, R. Social Cohesion as an
Aspect of the Quality of Societies: Concept and Measurement.
Eureporting Working Paper # 14. Centre for Survey Research and
Methodology (ZUMA) Social Indicators Department. Mannheim.
2000. p.2.

[4] Para Durkheim el orden social indica
coexistencia pacífica entre los individuos, las
instituciones y los grupos de la sociedad, para Durkheim lo
importante es reforzar el sistema moral a
través de instituciones fuertes que ayuden a reproducir
los valores, se deben evitar las situaciones anómicas
donde los valores están en crisis. O
sea percibía el orden social como sinónimo de
consenso y armonía ente las diferentes partes.

[5] La cohesión social presupone la
distinción de dos categorías formuladas por
Durkheim, lo normal y lo patológico. Cuando la sociedad
es un todo coheso, que presenta una regularidad en su movimiento,
donde las distintas partes que la constituyen configuran un
sistema de relaciones solidarias, presenciamos una
situación de normalidad social. En cambio, cuando se
rompe la solidaridad entre sus distintas partes, la
cohesión se deshace y surge una disfunción entre
sus distintos órganos, tenemos un estado de enfermedad
social.

[6] Precisó que esta se manifiesta
especialmente en situaciones de inestabilidad social pues, a
decir del autor, "cuando la realidad se ve sometida a cambios
violentos (.) se rompe el equilibrio logrado a partir de la
presión
que ejerce la sociedad sobre el individuo, y las experiencias
individuales se apartan cada vez más de las expectativas
que se habían conformado al influjo de las normas
sociales". En Domínguez, M. I. y Ferrer M. E.
Integración social de la juventud
cubana: reflexión teórica y aproximación
empírica. (Fotocopia) Pág.4

[7] Engels, F. "El origen de la familia,
la propiedad
privada y el Estado". En: Obras Escogidas de Marx y Engels,
Edit. Progreso, Moscú. p.611.

[8] En la historia de la Sociología
esta tendencia es la más frecuente, ha predominado el
pensamiento de corte conservador que enfatiza en las funciones
negativas del conflicto.

[9] Aunque se debe señalar que,
según Parsons, ningún sistema social se halla
totalmente integrado, así como ninguno está por
completo desintegrado. En aquellos sectores donde no hay
integración, es decir donde las expectativas no pueden
ser satisfechas por los roles institucionalizados, o donde las
necesidades-disposiciones se hallan frustradas por las
expectativas institucionalizadas, o donde el esfuerzo
insatisfecho no encuentra mecanismos de escape, es donde deben
buscarse la fuentes
más importantes del cambio y del crecimiento. Parsons,
T.; Shils E. A. (eds.), Hacia una teoría general de la
acción. Edt. kapeluz, Buenos Aires,
1968. Primera parte: La teoría general de la
acción, 1.Algunas categorías fundamentales de la
teoría de la acción.

[10] Ritzer, G. (2003) Teoría
sociológica contemporánea. I parte. Edit.
Félix Varela, La Habana. 2003. p. 116

[11] Para Parsons sistema social es cualquier
sistema de relaciones interactivas de una pluralidad de actores
individuales, en una situación que tiene, al menos, un
aspecto físico o de medio
ambiente, motivados por una tendencia a "obtener un
óptimo de gratificación" y cuyas relaciones con
sus situaciones- están mediadas y definidas por un
sistema de símbolos culturalmente estructurados y
compartidos. Parsons, T.; Shils E. A. (eds.), Hacia una
teoría general de la acción. Edt. kapeluz, Buenos
Aires, 1968. Primera parte: La teoría general de la
acción, 1.Algunas categorías fundamentales de la
teoría de la acción.

[12] Estas funciones son: Adaptación:
(A) todo sistema debe adaptarse a su entorno y adaptar su
entorno a sus necesidades. -Capacidad para alcanzar metas (G):
todo sistema debe definir y alcanzar sus metas primordiales.
-Latencia (L): todo sistema debe proporcionar, mantener y
renovar las pautas culturales que crean y mantienen la
motivación de los individuos.

[13] Sus características esenciales
son: el énfasis en que el orden debe explicarse
integrando el conflicto; le da papel a los valores como pautas
institucionalizadas; reconoce la capacidad adaptativa de los
actores sociales al sistema; le otorgan importancia a la
socialización considerándola uno de los eslabones
básicos para la integración social, dado que en
este proceso es en el que el individuo se apropia de una serie
de valores, normas, conductas, modos y estilos de vida que les
permiten que sean aceptados socialmente, o sea, que se puedan
integrar a la sociedad; analizan el papel de las estructuras
como cumplidoras de funciones, analizan los papeles sociales,
roles y disfunciones.

[14] Ver: Ritzer, G. Teoría
Sociológica Contemporánea, Edit. McGraw Hill,
U.S.A./1993.

[15] Organización de Naciones Unidas (ONU). Proyecto
de Declaración Final, presentado en la Cumbre Mundial
para el Desarrollo Social, Copenhague/1995.

[16] Jiménez Martínez, A. de J.
y Sosa Ferreira, A. P. Cocktail Cancún: impactos del
turismo en la comunidad local. Departamento de Turismo
Sustentable y Gestión Hotelera. Universidad del
Caribe.

[17] CEPAL Cohesión social en América
Latina y el Caribe: una revisión perentoria de
algunas de sus dimensione. Colección Documento de
proyecto

[18] Domínguez, M. I. y Ferrer, M. E.
Integración social de la juventud cubana:
reflexión teórica y aproximación
empírica. Centro de investigaciones psicológicas
y sociológicas (CIPS), La Habana. Cuba,
2001

[19] Tomado de: Colectivo de autores (2004)
El autodesarrollo comunitario. Críticas a las
mediaciones sociales recurrentes para la emancipación
humana. Editorial Feijoo. Santa Clara.2004.

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